Lime me quita el sueño
El sábado, a las 07:30 de la mañana, me despertó un ruido raro. Eran cinco notas electrónicas que se repetían cada 30 segundos o un minuto. De hecho, se sucedían a intervalos aleatorios. Deduje que era el sonido de un juego electrónico; alguien estaba enganchado al juego y cada vez que conseguía comer o saltar algo producía esa señal tan machacona. “Vaya horas para jugar,” pensé, dudando si el yonqui del juego se había despertado para jugar o llevaba así toda la noche. Por otro lado, llevo casi dos años con una obra delante de casa, por lo que los ruidos son continuos entre semana desde antes de las 08:00 de la mañana. El silencio de los fines de semana se veía ahora seriamente amenazado por algún tipo de Candy Crush.
Una hora más tarde, el ruido continuaba; el jugador empedernido no parecía dispuesto a dejar el mando. Salí a la calle con la esperanza de localizarlo y pedirle que cerrase la ventana. Me fui orientando por el ruido y llegué a la esquina de mi calle. Ahí, tirado en el suelo, descubrí el origen del ruido a unos 50 metros de casa (!). No era una PlayStation; era un patinete de Lime. De hecho, eran dos. La cajita verde situada bajo el manillar de los patinetes emitía lo que entendí era una señal de alarma por estar mal aparcados. Una señal de alarma a un volumen desaforado que había conseguido despertarme desde la calle en mi propia casa. Moví los patinetes, emitieron otro tipo de alarma, los dejé bien aparcados y, al cabo de un rato, se callaron.
¿Fin de la historia? Ya me gustaría.
El domingo, a las 03:15 de la madrugada, me volvió a despertar la alarma de Lime. “¡No me lo puedo creer!,” pensé mientras daba vueltas por la cama. Me vestí y bajé a la calle. De nuevo, dos patinetes de Lime tirados en la acera, con la mala suerte de que uno estaba exactamente debajo de mi ventana. Los moví y aparqué debidamente. Se callaron. Volví a subir a casa y me acosté no sin antes expresar mi indignación por LinkedIn. Tardé más de una hora en volverme a dormir. El descanso de mi fin de semana estaba tirado a la basura.
A la espera de que alguien de Lime me dé una explicación y, sobretodo, me confirme que van a quitar la alarma de los patinetes (crucemos los dedos…), me pregunto básicamente lo siguiente: ¿a quién en Lime se le ha podido ocurrir que poner estas alarmas es una buena idea?
Me explico. Una señal de alarma es una molestia. La lógica habitual es que el molesto ruido induzca una rápida reacción en los demás (como el conductor que se echa a un lado cuando oye la sirena de los bomberos) o disuada comportamientos delictivos (como el caco que prefiere no robar el coche cuya alarma ha saltado).
En el caso de los patinetes de Lime, la alarma desafía la lógica habitual. El ruido los convierte en instrumentos de generar molestias a los vecinos en vez de en instrumentos de micromovilidad. La alarma no se calla hasta que el patinete no se aparca debidamente. Puede estar horas así. Y, ¿a quién molesta? ¿Al conductor que lo ha aparcado indebidamente? ¡No! Al pobre vecino cuya vivienda está contigua al patinete.
Un sistema de penalización que no penaliza al infractor sino a personas completamente ajenas a la infracción es un sinsentido. La persona que haya dejado tirado el patinete no sufrirá las consecuencias de sus actos. ¿No sería mejor que, en vez de hacer sonar la alarma, se cobrase un dinero extra al usuario del patinete que lo haya dejado mal aparcado? Se sabe perfectamente quién es dado que se ha registrado en el viaje anterior.
¿Quién es el genio que pensó que sería mejor una alarma que una multa para perjudicar al responsable de dejar tirado al patinete? La única razón que se me ocurre para optar por la alarma es que, efectivamente, se consigue que el patinete acabe bien aparcado. Pero, ¿a qué coste? No lo aparca el que lo dejó tirado sino un pobre vecino que simplemente quiere dormir. Los vecinos acabamos siendo la mano de obra barata externalizada por Lime para conseguir que sus patinetes estén debidamente aparcados. ¿De verdad les parece una buena idea molestar a la gente hasta que algún somnoliento vecino baje a la calle para aparcar debidamente el patinete? ¿La imagen corporativa de Lime se beneficia de tamaño disparate?
Por favor, responsables de Lime, que acabe esta locura. Revisen sus procesos de toma de decisiones porque, en este caso, han fracasado estrepitosamente.
Buenas tardes Sr. Manglano,
Me uno a su denuncia y la amplio a todas las empresas de patinetes. Además de la molesta alarma, aprovecho para denunciar el estacionamiento que muchos usuarios hacen de ellos. Sin ir más lejos en el tiempo y en el lugar de su denuncia, el sábado pasado amonesté a dos chavales que no tuvieron suficiente con dejar el dichoso artilugio de Lime con la alarma activada, que también lo dejaron cruzado en la acera con el peligro que supone para transeúntes de una edad avanzada o personas con alguna discapacidad. Enseguida siguieron mi consejo y estacionaron el patinete en el contenedor que hay justo en la obra a la que ha hecho referencia. Bien estacionado y con la alarma desactivada, por lo menos no creo que fuese éste el que le perturbó el sueño.
Creo se debería regular tanto el estacionamiento como el pitido que denuncia, como dice es fácil. Una sanción al usuario que no cumple con la norma más elemental de convivencia y listo. Si por otra parte, es la empresa la que no toma esta decisión respecto de sus usuarios, deberá ser el Ayuntamiento el que regule y sancione a dichas empresas.
Por lo menos la obra parece que llega a su fin y los ruidos entre semana cada vez son menos.
Saludos de un vecino harto de ruidos,